¿Donde estarán los campos que encadenan mi ensueño?

Pregunta el caminante, ausente de cualquier esplendor que encamine sus pasos. “Estás atado a los vientos que lastiman tus ojos con visiones De lejana fantasía de inútiles encantos” dirá la sabiduría que emana del aire y las cosechas.

Allí está en lo que ha sido tu patria, regada por símbolos y cantos de labriegos.

Allí está esperando tu mirada o tu sonrisa.

Como dice el poeta hemos estado deslumbrados por encantos inútiles.

Seguramente la tecnología nos habrá hecho llevar nuestra fantasía a anhelar territorios de inciertas predicciones, de ambiciones inútiles y desmedidas, mientras nuestro entorno continua esperando para que lo descubramos, para que nos podamos cubrir con su humilde sabiduría. Si allí están nuestros campos cuidados por nuestros campesinos y labriegos.

Allí esta el magisterio donde crece el café, talvez el tomillo. Allí están las siembras que esperan tu mirada para que las cobijes de ternura y despiertes a la humilde sabiduría de los campos que abrigan el alimento